Toda pintura puede ser un objeto más o menos bello según que criterio, que persona o que cultura lo valore. A día de hoy, la disposición de color sobre una superficie es susceptible de ser tomada por una obra de arte al igual que cualquier otro acto cuya motivación persiga una “finalidad artística”. Pero además del valor decorativo o de la inaprensible artisticidad que pueda tener, muchas de nuestras pinturas también cuentan una historia. Una historia que esta implícita en la imagen y que no todos los espectadores son capaces de captar por si mismos, de ahí que los artistas titulen sus obras con el objeto de ayudar al que observa.

No hay nada mas desconcertante que situarte delante de una obra pictórica con independencia de su estilo o técnica y descubrir que su título es precisamente: “sin título”.

Estos tres desnudos que te presento tienen título y una buena historia que guardo para mi y para la modelo retratada. Te invito a que seas tú, espectador, quien ponga título e imagine que puede haber mas allá de esta superficie coloreada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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